Hace unos 30.000 años antes del presente las llanuras de la provincia de Buenos Aires eran muy diferentes de las que vemos hoy en día. Las verdes praderas eran inexistentes, y estas planicies estaban cubiertas por arbustales secos parecidos a los que encontramos en Patagonia. Estas planicies estaban plagadas de enormes mamíferos, hoy en dìa extintos, incluyendo enormes perezosos terrestres de varias toneladas de peso, enormes ungulados y grandes gliptodontes parientes de los armadillos. Entre todos estos gigantes se encontraba el Smilodon, o tigre dientes de sable.

El Smilodon fue un enorme felino, cuyos caninos como sables sobresalían hasta 30 centímetros de la boca. Con estas armas, el Smilodon penetraba el cuero grueso y las duras corazas de los grandes mamíferos que constituyeron sus presas. Lamentablemente, debido a que los paleontólogos solo conocen su esqueleto, aún se sabe muy poco sobre como vivía el Smilodon.

Un hallazgo reciente efectuado por un equipo de investigadores de Fundación de Historia Natural “Féix de Azara”, Universidad Maimónides, el Museo Municipal de Miramar y el Museo Argentino de Ciencias Naturales, logró descubrir pisadas fósiles de Smilodon que brindan datos de gran importancia. El hallazgo de huellas fósiles es muy raro y un hecho inusual en cualquier investigación paleontológica. De hecho esta es la primera vez en la que se encuentran fósiles de pisadas del tigre dientes de sable.

Estas huellas fueron halladas cerca de la ciudad balnearia de Miramar y tienen una antigüedad de unos 30.000 años. Fueron dejadas por un Smilodon mientras caminaba por la orilla de una pequeña laguna.

Estas huellas muestran que el Smilodon fue un animal adaptado a caminar largas distancias en aquellas planicies pampeanas. Además, nos muestran que las extremidades anteriores del Smilodon eran muy anchas y robustas, mucho mayores que las traseras. Esto ocurre en animales que no son buenos corredores y que, en cambio, atacan a sus presas mediante la emboscada. El Smilodon esperaría oculto el paso de algún gran mamífero. Ante la menor distracción, el tigre dientes de sable se abalanzaría sobre su presa y la tumbaría para luego aferrarla con sus extremidades anteriores y rematarla clavando sus filosos caninos como cuchillos.