Cómo era este dinosaurio

Los becarios e investigadores de CONICET Mauro Aranciaga Rolando, Matías Motta, Federico Agnolín y  Fernando Novas, del MACN-Conicet, y sus colegas japoneses Makoto Manabe y Takanobu Tsuihiji, del Museo de Tokyo, son los autores de un reciente artículo publicado en Scientific Reports, de Nature, en el que describen las características de este nuevo dinosaurio carnívoro.

Maip habría alcanzado entre 9 y 10 metros de largo y un peso de aproximadamente 5 toneladas. Para soportar dicho peso, la columna vertebral del Maip estaba compuesta por enormes vértebras interconectadas por un complejo sistema de músculos, tendones y ligamentos, capaces de sostener el cuerpo del animal mientras se mantenía erguido sobre sus patas traseras, caminaba o corría. 

El nombre Maip, según explica Aranciaga Rolando, becario doctoral del Conicet en el MACN, “proviene de un ser maligno de la mitología Tehuelche el cual habita en la cordillera y mata usando el frío. Justamente, el hallazgo de Maip se produjo al sur de El Calafate, desde donde se aprecia la fastuosa cordillera de los Andes, de temperaturas muy frías. Además, para los Tehuelches, Maip representa la sombra que deja la muerte a su paso, mientras que nosotros imaginamos que, durante el Cretácico, este gran depredador con su enorme tamaño habría provocado algo similar”. El término “macrothorax” hace referencia a la enorme cavidad torácica que poseía este dinosaurio, la cual medía 1,40 metros en su parte más ancha.

Además, las vértebras y costillas del Maip muestran una serie de rugosidades y estrías en sus regiones articulares que ayudaron a reconstruir los ligamentos que allí se insertaban, información que no siempre queda documentada en los huesos de estas criaturas extintas. Maip ofrece la oportunidad de ir un poco más allá de los huesos, y permite reconstruir el aspecto que habrían tenido las partes blandas que, como ligamentos y músculos, no se preservan.

Los megaraptores prosperaron durante el transcurso del Período Cretácico y se distribuyeron fundamentalmente por los continentes australes. El primero en ser hallado fue Megaraptor namunhuaiiquii, en la provincia de Neuquén, y a partir de allí se descubrieron en Australia, Japón y Tailandia. Estos dinosaurios eran cazadores de otros animales, y se caracterizaban por poseer un cráneo bajo y alargado, dotado de más de 60 dientes afilados; sus cuellos eran alargados y flexibles, y los brazos eran enormes y culminaban en poderosas garras adaptadas para atrapar y matar a sus víctimas.

El lugar del hallazgo

Maip forma parte de una serie de descubrimientos paleontológicos efectuados en la Estancia La Anita, ubicada a unos pocos kilómetros al sur de la localidad de El Calafate.

Más aún, después de varias expediciones se ha podido recuperar partes de una fauna y flora del Cretácico antes desconocida para Argentina. De hecho, en esa misma localidad, el equipo de trabajo descubrió en 2019 restos de dos especies dinosaurios, el Nullotitan glaciaris, de cuello y cola largos, con un tamaño de casi 25 metros, e Isasicursor santacrucensis, del tamaño de un guanaco actual, pero que caminaba en sus dos patas traseras. Estos dos animales eran herbívoros, de modo que el hallazgo del Maip permite agregar a los carnívoros a la “pirámide de alimentos” que existía en el sur santacruceño hace 70 millones de años. Hasta ahora la presencia de megaraptores en este yacimiento se basaba en unos pocos dientes aislados, pero el hallazgo del esqueleto parcial del Maip permite dar precisiones sobre su tamaño corporal, unos 9 metros de largo, imposible de calcularlo sobre la evidencia de dientes sueltos. 

Maip y los megaraptores de América del Sur

El nuevo descubrimiento fue comunicado a la comunidad científica en un artículo publicado el hace unos días en la revista Scientific Reports. En ese trabajo, los investigadores proponen que Maip estaría más emparentado con otros megaraptóridos descubiertos en América del Sur, mientras que las especies documentadas en Asia y Australia constituyen parientes más lejanos. El grupo de megaraptores sudamericano habría evolucionado a partir de formas de mediano tamaño (entre 5 a 6 metros de longitud) y adquiriendo tamaños progresivamente mayores a medida que transcurría su evolución en el Período Cretácico. Maip resulta ser el megaraptor más grande conocido hasta ahora, a la par que representa uno de los últimos en habitar la Tierra antes de que una extinción masiva hiciera desaparecer numerosos linajes de organismos hace 66 millones de años.

El estudio del Maip permite también clarificar las relaciones de parentesco entre las diferentes especies de megaraptoridos, tema que los paleontólogos han venido discutiendo en los últimos años. La investigación efectuada por Aranciaga Rolando y colaboradores permite reconocer la presencia de un grupo “nativo” de megaraptores sudamericanos, lo que señala que en este continente los megaraptoridos formaron un grupo ecológicamente diverso y numéricamente abundante, que cumplieron con éxito el rol de carnívoros dominantes en los ecosistemas Cretácico del extremo sur patagónico.

Cómo fue el hallazgo

“En 2019, durante nuestra segunda campaña al lugar dimos con el esqueleto de Maip. Sin embargo, y por cuestiones climáticas y logísticas, no pudimos excavarlo y extraerlo sino hasta el año siguiente. En 2020, provistos de las herramientas necesarias, que incluían cortadoras de rocas, mazas, cortafierros, martillos neumáticos, como así también un activo grupo de exploradores, pudimos extraer sus huesos en un área de 4×4 metros y más de un metro de profundidad”, recuerda Aranciaga. “En ese mismo lugar recuperamos más de 100 huesos o fragmentos de huesos, los cuales fueron preparados cuidadosamente en Buenos Aires”, agrega el paleontólogo.

“Para poder llevar adelante estos proyectos”, declara Novas. “Hemos contado con el apoyo del Sr Oscar Canto, Secretario de Estado de Cultura de la Provincia de Santa Cruz, y la Sra. Carla Almazán, encargada del área de Patrimonio Cultural de la provincia. Numerosas empresas nos proveyeron diversas herramientas e insumos, incluyendo Akapol, Doble A, Agradecemos también la ayuda del Sr. Federico Braun, Facundo Echeverría y Daphne Fraser, quienes abrieron las puertas de La Anita y Alta Vista y colaboraron incansablemente con la logística de la expedición”, explica el científico. La expedición llevada adelante en marzo 2020 contó con la financiación del National Museum of Nature & Science, por lo que se agradece a su director, Dr. Y. Harashi, por su valioso soporte. 

Lo que queda por hacer

Si bien el esqueleto de Maip brinda mucha información, todavía quedan muchas preguntas sin responder. “Aún desconocemos varias partes del esqueleto de este animal, como el cráneo y los brazos, por eso mismo pensamos volver al lugar para buscar más de este enorme animal” señala Fernando Novas, investigador de Conicet. Por su parte, Aranciaga Rolando agrega que “los megaraptores son predadores bastante enigmáticos y, si bien Maip nos ayudó a atar varios cabos sueltos, todavía quedan muchas preguntas sin responder. Por ejemplo, no sabemos bien en qué ambientes vivían o cuáles eran sus presas, entre otras cosas”. 

Para contestar estos interrogantes, los paleontólogos del equipo liderado por Fernando Novas y Makoto Manabe ya están planificando una próxima expedición, que esperan concretar a comienzos del 2023, a fin de recabar más datos de los antiguos habitantes del sur patagónico a fines de la Era de los Dinosaurios.

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Imágenes:
1- Reconstrucción en vida de Maip realizada por el ilustrador argentino Agustín Ozán.
2- El paleontólogo argentino Mauro Aranciaga Rolando (primero derecha) junto a otros integrantes del equipo del LACEV.
3- Imagen de las camionetas cargadas con todo el equipamiento necesario para la expedición. Foto: LACEV